A finales de 2022 será de plena aplicación un nuevo Reglamento del Parlamento Europeo relativo al establecimiento de un marco para facilitar las inversiones sostenibles.
La Inversión Socialmente Responsable (ISR) se entiende como una tipología de inversión que, además de los criterios financieros tradicionales, considera factores denominados extrafinancieros o ASG (medio ambientales, sociales y de gobierno corporativo) a la hora de analizar y tomar decisiones de inversión. Con el objeto de determinar que se entiende por “inversión medioambientalmente sostenible”, la UE está implantando un sistema común de clasificación o “taxonomía” para fomentar la inversión privada en crecimiento sostenible y contribuir a una economía climáticamente neutra.
Los criterios están basados en los objetivos básicos de la política ambiental de la UE: mitigación y adaptación al cambio climático, uso sostenible y protección de los recursos hídricos y marinos, transición a una economía circular, prevención y control de la contaminación y protección y recuperación de la biodiversidad y los ecosistemas.
Algunas de las actividades económicas incluidas en esta “taxonomía”, relacionadas con el sector de la bioeconomia forestal, son aquellas que implican:
la utilización de materiales renovables procedentes de fuentes sostenibles,
gestión forestal sostenible y prácticas para una utilización de los bosques y de los terrenos forestales que contribuyan a mejorar la biodiversidad,
el refuerzo de los sumideros de carbono mediante la prevención de la deforestación y la recuperación de los bosques,
el uso de los recursos naturales, especialmente materiales sostenibles de origen biológico,
la generación y uso de energías renovables,
la producción de combustibles limpios y eficientes a partir de fuentes renovables o neutras en carbono.
